viernes, 3 de abril de 2015

           Haz el bien y se multiplicara por si mismo


  En el Año 1987 después de muchos exámenes, estudios de laboratorio y consultas con médicos especialistas en urología pediátrica nos dijeron que wilmer necesitaba una operación de reimplante te uréteres para tratarle un reflujo renal, así que lo ingresamos en El Hospital Pediátrico J.M. De Los Ríos en San Bernardino Caracas, como la fecha de ingreso estaba cerca de la fecha de mis vacaciones, hice los arreglos en recursos humanos para que las adelantaran y coincidieran y así poder ir a diario al hospital para acompañar a Emilia y Wilmer, la estadía allí se hizo prolongada mientras se hacían los exámenes y estudios pertinentes, así que Emilia se hizo amiga de varias de las señoras que allí estaban con sus hijos, en ese piso estaba un niño que tenía una traqueotomía y había sido abandonado allí por mas un año y se hizo amigo de wilmer y jugaba con él le hacía algunas compras a Emilia y lo cuidaba cuando Emilia bajaba comprar comida o cualquier otro artículo, yo también me hice su amigo y con frecuencia le compraba de comer, caramelos, galletas y bebidas como agradecimiento, aparte de que lo respetaba como persona.
   Durante los 21 días de mis vacaciones estuve viajando a Caracas a diario, cuando se terminaron solo podía ir los días que tenia de descanso, salía de Cagua a las 4:30 am para abordar el primer autobús de la ruta San Juan - Caracas y así poder estar a las puertas del hospital a la hora en que las abrieran a las 7:00 am y salía del hospital a las 4:30 PM cuando terminaba la visita me iba hasta el terminal del Nuevo Circo y tomaba una auto bus entre las 5:30 PM y las 6:00 PM aproximadamente para llegar a Cagua a las 9:00 de la noche.
 Como no estaba permitido pasar a área del hospitalización hasta la hora del visita a las 3:30 PM yo me movía por el área del consulta y entraba por las escaleras a la mezzanina (un piso de servicio entre la PB y  el 1°piso) y desde allí podía entrar al área de hospitalización por el 3° piso y poder ver a Emilia y Wilmer.
La amistad con aquel niño creció durante los 50 días que estuvo Wilmer en el hospital y el pasaba mucho más tiempo con Wilmer y fue quien los asistió por los otros treinta días que estuvieron allí, siempre atento y dispuesto a ayudar, cuando nos enteramos de la fecha en que darían de alta a Wilmer, Emilia y yo estuvimos del acuerdo en hacerle una gran regalo el día que nos fuéramos del hospital así que le compre 2 pantalones, 2 camisas, 4 interiores, 6 pares del medias y 1 par del zapatos y los coloque en una caja y lo envolví como un gran regalo.
    Por fin llego la llamada yo estaba trabajando y faltaban cerca de 3 horas para  terminar mi turno, corrí hasta las oficinas y le pedí al supervisor que me hiciera un permiso para salir del inmediato hacia Caracas a buscarlos, en 10 minutos estaba en casa dándome un baño, me vestí a toda prisa, y salí a la carrera busqué un taxi y a las 2:20 PM estaba en Caracas con el regalo en una gran bolsa, mientras esperamos a que estuvieran listos los documentos Emilia me pregunto si ese era el regalo, cuando ya todo estuvo listo lo llamamos para despedirnos y cuál no sería su cara a ver la gran sorpresa, pregunto .
-¡ES PARA MI!- preguntó
Y respondimos.-Si-.  Lo tomó y lo abrió rápidamente voto unas lagrimas, lo abrazamos y nos despedimos del él.  pero nos acompaño hasta le salida. Conversamos y le dimos muchos consejos.
 Tiempo después cuando volvimos a consulta subimos a verlo y no lo encontramos, preguntamos por él y nos dijeron que 2 semanas después que nos fuimos, una del sus abuelas había ido a buscarlo. Siempre recuerdo este pasaje en que mi vida se cruzo con este pequeño que nos dio tanta ayuda y nos dejo también ayudarlo y estoy seguro que por esa ropa que le dejamos no nos olvido jamás.


Las ilustraciones son solamente demostrativa y nada tienen que ver con la historia aunque son muy parecido a como se veía el hospital J.M. de los Ríos en la década de los ochentas